Parece un contrasentido que para tener más privacidad auditiva necesites una caja que haga ruido, pero esa es la propuesta de Yamaha.
Esas cajitas blancas de la foto de arriba son generadores de ruido ambiente y sirven para que, por ejemplo, cuando estás en una cola en el banco los clientes que aguardan su turno detrás de ti no se enteren de cuántos millones vas a sacar. Y aún hay más.
Con ocho ambientes distintos los cotillas tendrán que quedarse con las ganas de saber los detalles más suculentos de tu intimidad.
En su lugar escucharán los sonidos propios de un bosque, el agua de un manantial, el romper de las olas… qué bucólico todo. Son altavoces direccionales que consiguen reducir entre un 47 y un 89% la inteligibilidad de las conversaciones en esa farmacia de la imagen, con lo que queda a salvo la información sobre la marca, talla y cantidad de preservativos que estás pidiendo.
Lo que también se hará acreedor de un silencio propio de un paisaje del Far West atravesado por un arbusto rodador llevado por el viento es el precio del Yamaha VSP-1, que es como se llama este cacharro. Prepara unos 800 € por cada uno que quieras.
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