Esta joven fotógrafa – 27 años – y su marido, recorrieron cerca de 600 kilómetros desde Denver (Colorado) hasta Albuquerque, en el estado de Nuevo México, en busca del lugar idóneo en el que conseguir capturar este fenómeno tan poco frecuente. Llegaron al lugar ya sin demasiado tiempo, pero el suficiente para montar el equipo sobre el césped de un bonito parque y preparar todo para el disparo.
Lo más curioso para mí es que, según la propia Colleen, el chico de la foto resulta ser "un espontáneo" y no se trata de una escena preparada como nos podríamos imaginar. Cuenta la autora que cuando los astros estaban casi en su momento más perfectamente alineado, cuando alguien caminando por la colina entró en el encuadre sosteniendo lo que parecía ser una cartulina con algún tipo de agujero o filtro para observar el eclipse, se encuadró perfectamente para la foto.
En el terreno técnico, una Canon 7D así como un super-teleobjetivo alquilado y algunos filtros: de espectro infrarrojo (también denominados hot-mirror), para proteger el sensor, y de densidad neutra para poder disparar a una velocidad y diafragma más interesantes.
Si os da tanta envidia
¿A quién de nosotros no le gustaría tener la suerte de un espontáneo tan providencial? Claro que para que eso ocurra, también nosotros hemos de encontrarnos necesariamente en el momento y lugar adecuados.
Vía | Daily Mail Fotos | Colleen Pinski / Caters News