05 abril 2011

La máquina de Anticitera sigue sorprendiendo con nuevos descubrimientos


La máquina de Anticitera es uno de los artefactos más antiguos de que se tiene noticia. Y uno de los más misteriosos.

Descubierto por un barco pesquero en 1900 cerca del peloponeso y datado en torno al año 87 d.C., este complejo mecanismo similar a un reloj ha tenido intrigada a la comunidad científica y a los historiadores durante todo un siglo. Conjeturas acerca de su función y a su construcción ha habido interminables, pero un nuevo estudio ha desvelado algunos de los misterios en torno a esta compleja máquina milenaria. Y aún hay más.

Un reloj-calendario que serviría para calcular la fecha de los Juegos Olímpicos.



Esa parece ser la explicación que más consenso obtiene entre los estudiosos de la denominada máquina de Anticitera. Sin lugar a dudas el gadget más antiguo conocido que haya realizado el hombre. La complejidad del cálculo del año solar reside en que nuestra órbita en torno al astro rey es elíptica y por tanto algo más compleja de predecir que si trazase un círculo perfecto. Ahí es donde entra en acción este peculiar mecanismo que al parecer y según recientes estudios aplicaba variables de corrección en sus engranajes para adecuarse a esta circunstancia, con la peculiaridad de que este tipo de ruedas difrenciales no comenzaron a usarse hasta el s. XVI.



El catedrático de Historia de la Ciencia de la Universidad Puget Sound profesor James Evans junto con un grupo de colaboradores ha  construido un modelo funcional de la máquina de Anticitera en la que han introducido un elemento que mediante rayos X se ha comprobado que existe en el interior de la misma, un disco asimétrico que simula el tránsito zodiacal asignando recorridos no idénticos a cada período del año para así reproducir la mencionada órbita elíptica solar y el efecto aparente de su viaje por el firmamento que nos sirve para medir un año solar.


Más información [Universidad Puget Sound]

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