Muchas son las imágenes de auroras boreales tomadas desde tierra, pero pocas tan impresionantes como las tomas que ha captado Ole Christian Salomonsen en Tromsø, Noruega. La aurora boreal fue bastante fuerte (como un gnomo, ahora sí), tanto que el hombre no sabía hacia dónde apuntar con la cámara, no podía abarcarla por entero. Más tras el salto.
Las auroras brillan luz debido a los fotones que emiten los átomos de oxígeno y nitrógeno de la parte superior de la atmósfera. Estos átomos se excitan (aay, picarones) por los electrones y protones que llegan a la Tiera que son guiados, por el campo magnético terrestre, hacia los polos. Por ello son más comunes en esas latitudes.
En cuanto a los colores, cuando se excita un átomo de oxígeno se parecia rojiza; cuando es uno de nitrógeno el que se ioniza, adquiere un tono más azulado; por último, el familiar verde, se da cuando los átomos vuelven a su estado natural. (¡Oye! RGB. Que hagan monitores con auroras boreales ya).
Las imágenes fueron tomadas con una Canon 5D Mark II y una Canon EF 16-35 Mark II, con una apertura de 2.8, una exposición de 7 segundos e ISO 2500. Puedes ver esta misma toma algo mayor aquí, y más fotografías parecidas en la página de Salomonsen. Ver una de estas en vivo ha de ser algo grandioso.
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