La llegada del iPhone, aunque la competencia no quiera verlo así, supuso la revolución de los dispositivos móviles. Apple definió el camino a seguir y los usuarios se lanzaron a navegar por internet desde sus móviles cuando antes ni habían considerado el hacerlo. Además, gracias a todas sus funcionalidades, se parece más a un ordenador de bolsillo que no un teléfono móvil.
Es por eso que particularmente, siempre que alguien me pide las razones por las cuales me gusta y uso tanto el iPhone, comento que el dispositivo debería llamarse más ‘Mac Nano’ que no iPhone, ya que es como si tuvieras un pequeño Mac con una pantalla de 3,5 pulgadas permanentemente conectado a internet que además puede llamar por teléfono. Pero, ¿y si este nombre va ganando más sentido a medida que pasa el tiempo?
Esta semana hemos podido ver un vídeo por toda la red en la que unos desarrolladores de Mozilla nos muestran un concepto de móvil llamado Seabird. Al ser un concepto el dispositivo no puede ser fabricado (todavía, o al menos no a un precio asequible), pero el teléfono no ha dejado indiferente a nadie:
Una pantalla que ocupa prácticamente toda la superficie, todas las funciones móviles que nos podamos imaginar, y unos picoproyectores que nos revelan lo más interesante del concepto: el teléfono es capaz de contener en él mismo un ordenador con sistema operativo completo, de forma que si nos sentamos en una mesa y enchufamos el Seabird en su peana, tengamos proyectado dicho sistema operativo y un teclado con trackpad táctil en la mesa mediante láser. Et voilà, ya tienes tu ordenador en el que trabajas a diario.
Ahora parece imposible, pero olvidémonos de lo establecido en nuestros días y pensemos.
El iPhone 4 tiene un procesador A4 cuya potencia ya ha sido demostrada con aplicaciones de la talla de Epic Citadel, 512 MB de RAM y una buena conexión de datos móvil. Hace escasos años que con esas características éramos capaces de hacer funcionar con agilidad un ordenador con Windows XP o incluso con Mac OS X Jaguar o Panther.
El iPhone 4 tiene un procesador A4 cuya potencia ya ha sido demostrada con aplicaciones de la talla de Epic Citadel, 512 MB de RAM y una buena conexión de datos móvil. Hace escasos años que con esas características éramos capaces de hacer funcionar con agilidad un ordenador con Windows XP o incluso con Mac OS X Jaguar o Panther.
Pensemos también en la pequeña “revolución” que han tenido los dispositivos portátiles. Sólo hace falta pasearse por una Apple Store para ver la atención que le dedica la compañía a sus ordenadores de sobremesa. Sin ir más lejos, en la tienda de Barcelona apenas hay dos Mac Pro, algún Mac Mini y alguna que otra mesa con modelos de iMac. El resto son iPhones, iPads y portátiles. Apple ya ha dicho que mucha gente va prefiriendo un ordenador portátil a uno de sobremesa y que la compañía se ha convertido en una empresa “de dispositivos móviles”.
Si continuamos esta evolución, y teniendo en cuenta que el iPad está empezando a comerse las ventas de los ordenadores de la compañía, ¿llegará algún día en el que tendremos un iPhone y un ordenador completo en el mismo dispositivo? La excusa de “tanto cachibache no cabe en tan poco espacio” no me vale: hace muy pocos años que considerábamos absurdo que cupiera un ordenador completo dentro de la carcasa de un Mac Mini.
No cuesta tanto de imaginar: un iPhone con algún tipo de conexión que al usarse en un Dock o con un cable, le dé señal a una pantalla y una serie de accesorios para poder trabajar cómodamente desde una mesa. Sí, la conexión tendría que ser prácticamente mágica, pero algunas tecnologías como el Light Peak de Intel son capaces de transmitir una capacidad enorme de datos en unos cables minúsculos mediante luz.
En definitiva, no es tan imposible. Unos pocos años en los que las tecnologías avancen y Apple podría llevar el concepto de ordenador personal a su más minúscula expresión. Falta mucho camino que recorrer, pero tiempo al tiempo.
Imagen | Paul
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