28 septiembre 2010

El caso del paciente que no sabía dónde estaba su propio cuerpo



Imaginad la siguiente escena: 

una persona entra a la consulta del médico y dice: doctor, doctor, he perdido mi cuerpo y no lo encuentro, como si fuera el cuerpo de Wally. Es una escena propia de un capítulo de House, pero no es tan disparatada como pensamos.

Es lo que ocurrió a un paciente al que la comunidad médica llama IW, que fue afectado por una infección vírica que le hizo perder todas las sensaciones de sus miembros, excepto las de la temperatura y la fatiga. El paciente, pues, sólo sabía acerca de las posiciones de sus miembros mediante sus ojos.

Como el cerebro depende de las sensaciones corporales para moverse con cierta armonía, los pacientes aquejados de una lesión como ésta no acostumbran a moverse. Pero tras muchos años de esfuerzo, IW consiguió a andar otra vez… pero se caía si se apagaba la luz, naturalmente.

Para entender un poco lo que siente IW cada vez que se mueve, debemos imaginarnos exhaustos, tan agotados que necesitamos obligarnos a movernos para llegar a la cama: cada centímetro de movimiento precisa de un esfuerzo supremo. De esta guisa, como si estuviera participando en una maratón perpetua, se siente IW.
Así lo explica el neuropsicólogo Chris Frith:

Ha aprendido a coger objetos siempre y cuando pueda ver el objeto y la mano. Depende de su visión para saber dónde tiene la mano antes de iniciar un movimiento, y ha de mirar para comprobar que ha llegado al lugar correcto cuando el movimiento ha concluido. Éste no es el modo en que normalmente el cerebro controla los movimientos. El control que ha adquirido IW no tiene lugar de forma automática. IW ha de pensar atentamente en sus movimientos todo el rato; no se produce ninguna corrección automática. Debe pensar continuamente en controlar sus movimientos durante toda la acción.
Vía | Descubriendo el poder de la mente de Chris Frith

No hay comentarios:

Publicar un comentario